Para muchos en esta película el afamado director español nos presenta la madurez definitiva de su talento como cineasta. Una película que ha recibido el aplauso ecuánime de un gran sector de la crítica, que ha considerado este filme, el número trece de su carrera, como su obra más completa, sólida y genial. Mundialmente premiada. La historia comienza en manos de una sublime Cecilia Roth, y adquiere dimensiones profundas y trágicas. Es una película en la que debes entrar, impoluto, sabiendo lo mínimo para que los acontecimientos que se precipitan desde un casi inmediato principio hasta el final te calen hondo y casi te ahoguen de la emoción. Porque esta es una película de intensidad pasmosa, en la que cada minuto, cada segundo, casi cada fotograma se graba en el cerebro; pertenece al reducido círculo de filmes que consiguen que el disfrute se haga duradero, que hacen que el espectador se regocije en la butaca contento de que el metraje discurra lentamente y se pueda saborear cada instante. Es una espléndida comedia de personajes, llenos de patetismo en ocasiones, pero también refrescantes en su manera de afrontar la vida. El drama es supremo, con diálogos de fortísima carga trágica que son llevados con maestría. Lo más deslumbrante es el primoroso retrato del mundo femenino que Almodóvar consigue plasmar en el celuloide. Porque los sentimientos son los verdaderos protagonistas de esta hermosísima película, lo que la ensalza al rango de fenómeno cinematográfico. Son personajes que, al límite, maltratados por la vida, no tienen más remedio que aferrarse a lo que hay en su interior.
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Para muchos en esta película el afamado director español nos presenta la madurez definitiva de su talento como cineasta. Una película que ha recibido el aplauso ecuánime de un gran sector de la crítica, que ha considerado este filme, el número trece de su carrera, como su obra más completa, sólida y genial. Mundialmente premiada. La historia comienza en manos de una sublime Cecilia Roth, y adquiere dimensiones profundas y trágicas. Es una película en la que debes entrar, impoluto, sabiendo lo mínimo para que los acontecimientos que se precipitan desde un casi inmediato principio hasta el final te calen hondo y casi te ahoguen de la emoción. Porque esta es una película de intensidad pasmosa, en la que cada minuto, cada segundo, casi cada fotograma se graba en el cerebro; pertenece al reducido círculo de filmes que consiguen que el disfrute se haga duradero, que hacen que el espectador se regocije en la butaca contento de que el metraje discurra lentamente y se pueda saborear cada instante. Es una espléndida comedia de personajes, llenos de patetismo en ocasiones, pero también refrescantes en su manera de afrontar la vida. El drama es supremo, con diálogos de fortísima carga trágica que son llevados con maestría. Lo más deslumbrante es el primoroso retrato del mundo femenino que Almodóvar consigue plasmar en el celuloide. Porque los sentimientos son los verdaderos protagonistas de esta hermosísima película, lo que la ensalza al rango de fenómeno cinematográfico. Son personajes que, al límite, maltratados por la vida, no tienen más remedio que aferrarse a lo que hay en su interior.
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